domingo, 18 de enero de 2009
Se busca apartamento
Buscar un nuevo apartamento, definitivamente no está dentro de mis actividades favoritas. ¿Por qué? pues porque no sólo es buscarlo, eso es más bien el principio de una larga serie de tareas que conlleva el cambiarse a un nuevo sitio.
En primer lugar está la búsqueda del lugar. Ahora mismo, en el mercado de bienes raíces hay una gran oferta y poca demanda, sea para comprar o rentar. Lo que se podría pensar, facilita las cosas, pero no es así. Porque justamente cuando tenemos mucha opción es cuando más difícil es decidir. Que si el baño, que si la cocina, que es muy pequeño, que es muy grande, que esta muy lejos, que está muy cerca, que si el perro del departamento contiguo me vio feo, que si el vecino me vio feo, es un sin fin de cosas, y todas hay que considerarlas.
Segundo, una vez tienes el lugar (que por cierto, yo aun no lo tengo), implica una logística sino excesiva si muy desgastante. ¿A qué me refiero? a coordinar la mudanza para que coincida lo mejor posible con los últimos días de renta del departamento actual con el día en que comenzaría el nuevo contrato, de lo contrario se traslapan los días y se quiera o no, se pierde dinero. Y junto con esto, la mudanza en si misma es una faena, cajas y más cajas, viajes de ida, viajes de vuelta, sacar, poner, acomodar, limpiar, barrer, abrir, cerrar, etcétera; incluidos todos los demás verbos requeridos para mudarte.
Tercero, dejando a un lado lo arriba mencionado y junto con el hecho de tener que juntar nuevamente para el depósito, que honestamente, ahora que hemos andado en esta búsqueda implacable, me doy cuenta que es tan variado que no se puede decir que hay nada escrito en piedra, unos piden un mes completo, otros medio, otros mes y medio, otros menos de medio mes, otros más de mes y medio, es una locura. Pero bien, retomando lo que anterior, también es necesario cambiar la dirección en todos los lugares de donde se recibe correspondencia, lo cual implica hacer una larga serie de llamadas esperando no olvidar ningún sitio, y que, una vez hecho el cambio, llegue la correspondencia como habría de esperarse.
Ah, y por último, la nostalgia de dejar ese espacio que fue tuyo, donde habitaste, hiciste, deshiciste, comiste, bañaste, vestiste, en cierta forma uno deja parte de sí. Ya comenzamos el proceso, veremos como termina.
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