Ayer, mientras me encaminaba hacia la escuela, pensaba en lo tedioso que es asistir dos horas y media cuatro veces por semana, de lunes a jueves, a la clase de inglés. No es que todas las semanas acuda a cada uno de los días de clase, pero al menos dos veces por semana sí. Tengo ya año y medio yendo a clases, y aun y cuando la euforia de los primeros días ya pasó, admito que me han ayudado grandemente, especialmente en gramática y mi pronunciación.
La escuela a la que asisto tiene cinco niveles. El verano que llegué a Los Ángeles, estuve por dos días en el nivel cinco. Me sentía un tanto incomodo allí, no tanto porque no entendiera lo que el maestro decía sino porque a la hora de escribir sentía que me faltaba algo. Así que, humildemente, decidí probar el nivel tres, donde estuve por espacio de cinco semanas antes del receso de verano. Fue allí donde me di cuenta que mucha gente en Los Ángeles, tiene dos trabajos, uno de actuación y alguno otro para sostenerse mientras actúa. Un ex profesor de tercer nivel, Mike Kimmel, es una de esas gentes, aunque en este caso la actuación sostiene a la enseñanza, tiene más de cuarenta películas en su haber, no muy buenas, pero películas al fin.
Continuando con la cuestión de la escuela, decía que no hay nada de malo con el nivel tres, excepto que para lo que yo necesitaba era un tanto lento, por lo que en septiembre de ese mismo año, ingresé al nivel cuatro, gramática pura, justo lo que quería.
Un año entero estuve en el nivel cuatro. Me ayudó muchísimo, sobretodo con gramática y modismos. Tuve dos excelentes maestras, una de ellas inclusive tiene un doctorado en literatura. A lo que viene este último comentario es justamente a que, se podría pensar que los maestros de ESL son maestros de segunda, pero no, son bastante preparados y muy buenos en lo que hacen.
Finalmente, en septiembre pasado, ingresé a las filas del nivel último, el quinto.
Las clases comenzaron ayer después del receso de Navidad, aún y cuando ya estoy un poco hastiado de ellas, quiero seguir yendo ahora que tengo tiempo y no muchos compromisos. No cabe duda que el aprender nunca termina.
Además, en este nivel, hay gente interesarte; en el que si bien es cierto que entran y salen personas, acuden y dejan de acudir, también es cierto que en la amalgama de sus congéneres se encuentra su riqueza. Hay japoneses, franceses, israelíes, iraníes, brasileños, italianos, rusos, mexicanos, salvadoreños, taiwaneses, alemanes, españoles ,etc., los hay rabinos, actores, actrices, reporteros, investigadores, diplomáticos, niñeras, empresarios, doctores, amas de casa, economistas, estudiantes, y no dudo que algún faquir; de todos los gustos, sabores y olores.
Ya Esther, mi maestra, dijo que leeríamos The pearl de John Steinbeck. No me entusiasmó mucho la idea dado que ya leí ese libro y no me gustó realmente. Pero al mal tiempo buena cara, veremos que provecho le sacamos al nobel del 62. Al menos determinar más concienzudamente que fue lo que realmente no me gustó y comentarlo en un futuro.
martes, 6 de enero de 2009
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