viernes, 9 de enero de 2009
Maizena, fécula de maíz
Bastan un par de cucharadas de almidón procesado disueltas en una taza con leche fría, posteriormente vertida la mezcla a una olla con leche puesta a fuego lento, junto con una generosa cucharada de azúcar, y dos o tres minutos después: atole listo para beber.
Pocas cosas son tan reconfortantes como una bebida caliente cuando se tiene frío, a excepción, quizá, de una manta o un caldo hirviendo o inclusive un abrazo bien dado.
Tomar algo caliente, en el momento que más se anhela, es una sensación gratificante, tanto para el cuerpo, como para el espíritu, por que uno agradece el reconforte para sus miembros, los que a él le interesan: pecho, piernas, pies, manos, cabeza, boca, lengua; y el otro, agradece el alivio de no tener que impeler más al cuerpo con su propio calor.
Ahora, que si la maizena se acompaña con una pieza de pan dulce, no sólo el cuerpo y espíritu se reconfortan, sino también el estómago. De esta forma, el cuadro se completa. Bien dice el adagio, aunque, por sí solo no dice nada, sino cuando se profiere, panza llena, corazón contento.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario