lunes, 31 de enero de 2011

Diario de la guerra del cerdo


Pocos son los autores que disfruto leer tanto como a Bioy Casares. Diario de la guerra del Cerdo, es el cuarto libro que leo de él, y creo que a medida que lo he estado leyendo, voy encontrando más y más razones para seguir haciéndolo. Su narrativa fluye con un ritmo y una cadencia que envuelve al lector armoniosamente, con una manera tan suya de transmitir las emociones que los personajes experimentan, de tal suerte que uno se siente parte de la narración.

Diaro de la guerra del cerdo, como todo lo que he leído de Bioy Casares, es una historia original, quizá un tanto deprimente (se podría argüir), pero muy conmovedora. En todas las historias de Bioy Casares, el amor es un tema recurrente, y esta novela no es la excepción. Pero si bien la historia no gira totalmente sobre la relación entrañable del personaje principal, Vidal y la joven Nélida, esa relación sirve de telón de fondo para esos sucesos extraños que vienen ocurriendo en un Buenos Aires hostil. Los jóvenes se han enfrascado en una especie de cacería de viejos; y es, justamente, esa persecución o aversión contra la gente mayor la trama principal de la novela. Vidal junto a sus amigos, los muchachos (como se llaman a sí mismos), pugnan por sobrevivir a esa barbarie que se ha desatado en contra ellos. Habrá risas, llanto, drama, en fin de todo un poco, pero lo importante es que el autor invita a reflexionar en no pocas cuestiones: ¿Qué es lo realmente importante, la amistad, lo que hay detrás de nuestras acciones, el amor?

En fin, un buen libro para leer, de esos que dejan buen sabor de boca y se comienza a extrañar cuando se llega al final.

A leer más y mejor.

jueves, 13 de enero de 2011

El hacedor

Terminé de leer: El hacedor, de Jorge Luis Borges. Este es el libro más variado que le he leído: tiene ensayo, relato y poesía. El mismo autor declara que quizá es su libro más personal; yo lo describiría como sucinto.

Hace un par de años, leí La tabla de Flandes de Arturo Pérez-Reverte. En esta novela, y a modo de epígrafe, Pérez-Reverte utilizó el último terceto de la segunda estrofa del soneto Ajedrez escrito por Borges. En ese tiempo me parecieron muy interesantes aquellos versos, pero no les dí mayor importancia. Ahora que terminé de leer El hacedor, repasé el poema completo y se convirtió inmediatamente en favorito. Dejo aquí Ajedrez, poema terrible y metafísico, del inigualable Jorge Luis Borges.


I

En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.
Como el otro, este juego es infinito.



II

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?

lunes, 10 de enero de 2011

La sombra del viento



He comenzado el año, diría yo, con el pie derecho. Este fin de semana pasado terminé de leer La sombra del viento de Carlos Ruiz Záfon. Comenzaré diciendo que es una novela un tanto larga, pero para nada aburrida. La historia es muy buena, entretenida y original. Los personajes están muy bien desarrollados, y algunos resultan cómicos y hasta entrañables; otros despreciables y oscuros.

El relato trata de Daniel, un joven al que su padre lleva a escoger un libro a un lugar llamado: El cementerio de los libros olvidados. A Daniel le fascina el libro, puesto que lo lee en una sola noche. Trata de conseguir más libros escritos por el autor, Julían Carax, pero no logra encontrar ninguno. Al parecer las novelas de Carax han sido misteriosamente destruidas, y aquí, precisamente, es donde comienza la trama. Daniel junto con la ayuda de su amigo Fermín, comienzan a escarbar en la historia de Carax sólo para encontrar un misterio tras de otro (los cuales por supuesto no pienso desvelar). La novela tiene de todo, drama, risa, misterio, romance. En fin, es un buena opción para leer algo entretenido en este principio de año.

A leer más y mejor.