Finalmente, después de estar a la expectativa por algunas semanas, hicimos, exitosamente, el viaje al viejo continente.
Y menciono eso de estar a la expectativa porque debido a que el proyecto en que estoy trabajando esta en su fase final con algunos detalles que terminar y a que hace un par de meses tomé algunos días para ir a México, era muy probable que no me autorizaran las vacaciones, pero adopte una actitud estoica, y al final, el bien prevaleció.
También debo mencionar que el viajar a Alemania no estaba exactamente lo que se dice "programado" para este año. Fueron, más bien, una serie de circunstancias fortuitas lo que nos llevaron a decidirnos. Primero que nada, el hecho de que consiguiéramos los boletos sumamente baratos (era algo que no podíamos dejar pasar). Segundo, ya teníamos algún ahorro en euros desde el año pasado. Y por último, Jessica, nuestra amiga alemana, tenia vacaciones, así que además de recibirnos en su casa, nos acompañaría en nuestra conquista por Europa.
Comienza la aventura.
Salimos el lunes ante pasado rumbo al aeropuerto como a eso de las 3 de la tarde, el vuelo era a las 6 así que como diría mi amigo coquí: teníamos un tiempazo. Debido a que todo mundo estaba trabajando, fue imposible conseguir un aventón.Tuvimos que Dejamos el carro en el estacionamiento del lote B del aeropuerto (es el más barato), y de allí tomar un autobús a la terminal. (De aquí me voy a saltar directamente hasta el momento en que abordamos y estábamos a punto de despegar).
Para comenzar, todo estaba en alemán, desde las revistas que obsequiaban hasta el saludo que la sobrecargo nos dirigió al abordar, claro que algunas cosas las traducían al inglés. Se podría decir que la experiencia europea había comenzado.
El vuelo duraría 11 horas. Las primeras 5 ó 6 se me pasaron rapidísimo, alternando entre la lectura de Nickel and Dimed (mi primera tarea para la clase de inglés), jugando Virtual Tennis en el PSPy las películas del avión. Las últimas 5 horas, se fueron entre tratar de dormir (y soló tratar porque nunca he podido dormir en los aviones) y esquivar a las personas que transitaban por el pasillo, especialmente los sobrecargo que fueron y vinieron frenéticamente durante todo el vuelo.
Cuando no estaban pasando películas, en los monitores mostraban un mapa de la ruta que estábamos siguiendo y los lugares que sobrevolábamos. Además, mostraban el tiempo aproximado de llegada, la velocidad y altura del avión, y temperatura exterior, esta última no subía de los -50 Celsius. Ignoro si toda esa información es estándar de algunos compañías aéreas o si depende de cada vuelo, y si sólo es para entretener a aquellos desesperados como yo que todo quieren saber. De cualquier forma funcionó y me amenizó el viaje.
Cada que venían sobrecargos a ofrecernos bebidas o alimentos, era lo mismo, preguntaban en alemán y respondíamos en inglés; yo diría que el 90% de los pasajeros era alemanes, quizá por eso olvidaban que no entendíamos ni jota de alemán. Pero eso sí, muy amables en todo momento.
Detendré aquí la narración porque quiero complementar con algunas fotos el momento de la llegada y lo acaecido en el primer día en Alemania.
Auf Wiedersehen
martes, 22 de septiembre de 2009
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