lunes, 2 de febrero de 2009

Allí, pero no allí

Pues bien, ya hemos completado el 95% de la mudanza diría yo. El día de ayer fue dedicado casi exclusivamente a mover los muebles, enseres, libros, cajas, ropa, maletas, y demás cosas que un apartamento de dos personas pueda tener, ah y las bicis.

No fue tan agotador como lo imaginé, la espalda me dolía más ayer al terminar que hoy al levantarme, pero si me siento cansado.

Hicimos cerca de diez viajes con la camioneta, los primeros cinco fueron los más pesados ya que la camioneta iba atiborrada de todo lo que le podíamos meter,y solo estábamos Kath y yo. Al rededor de las tres, llegaron los refuerzos. Aunque sería más justo decir que solamente una persona, de las tres que vinieron, fungió como tal. Uno de los otros, así llamados, refuerzos, fue medio refuerzo realmente y el otro de plano se dedicó a ver tele arrellanado en el sofá y con las patotas sobre la mesa de centro.


Terminamos alrededor de las ocho, y siguiendo el ejemplo del tercer así llamado refuerzo, nos entregamos a la disipación televisiva por espacio de 2 horas. Vimos un poco de CSI y del abierto Australiano, donde como se temía, fracasó Federer. Fue muy emotivo verlo llorar, y más emotivo aun, ver a Nadal consolando a su amigo y rival. Si eso no es camaradería deportiva, no se que es.

La buena noticia es que el panorama comienza a esclarecerse. Menos tensión y tiempo invertido por lo de la mudanza significa más tiempo para leer. Y vaya que me hace falta, tengo casi dos semanas tratando de terminar la insoportable levedad del ser sin éxito, pero esta semana se va porque se va. De eso hablaré próximamente.

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