lunes, 25 de junio de 2012

Memorial del convento



Memorial del convento, novena obra que leo de Saramago, resultó no tener final feliz, pero sí muy conmovedor. Esta novela es, en teoría, una historia de amor. Pero si ese es el caso, me quedo con Todos los nombres que es mucho más evocadora y profunda. Pero el libro del que vengo hablando, Memorial del convento, narra las peripecias por las que tiene que pasar el pueblo portugués para llevar a cabo una promesa de construcción del más grande convento del mundo. Promesa hecha por el rey y de la que solo fue participe mediante la concepción de la empresa, así, sin más, sin levantar un solo ladrillo.  La novela también cuenta de una passarola llena de voluntades, de un hombre y una mujer que ayudaron a construirla, de un músico extranjero que toca el clavicordio y que en determinado momento sus notas ayudan a sanar a la mujer que por algún extraño mal cae enferma; asimismo,  se habla de un cura loco que quería volar y que voló; se narran las injusticias que sufren los pobres;  contrasta la mucha pompa y riqueza de la realeza, con la miseria y podredumbre en que vive el resto del país.  
Diría yo, que es una obra de muchas cosas y de ninguna. No puedo decir que no me gustó porque realmente sí me gustó, un poco, quizá.  Pero en fin, a Saramago hay que leerlo, siempre se aprende algo a pesar de sus constantes agravios contra Dios, allá él.
A leer más  y mejor.

jueves, 21 de junio de 2012

Los mejores cuentos policiacos de Manuel Peyrou



Y como sigo con la temática del género negro, anoche terminé de leer Los mejores cuentos policiacos de Manuel Peyrou. La antología incluye, además de una introducción al autor y su obra, 10 cuentos. De los 10, cinco me parecieron muy buenos: La espada dormida, Julieta y el Mago, La Delfina, El matador y El árbol de Judas; de hecho, los dos primeros ya los había leído en otras antologías.

Peyrou con un lenguaje sencillo propone, al principio o durante la trama de libro y un poco a la manera inglesa, un enigma y al final del relato ofrece la resolución de este. Por supuesto, que el desenlace siempre es inesperado y solventado con una muy buena lógica. La verdad que me ha gustado Peyrou, bien por él y sus relatos, y bien por mí :).

A leer más y mejor.

viernes, 15 de junio de 2012

Héctor Belascoarán Shyne

Parece mentira que tenga casi 3 meses sin escribir en este intento de blog. Cada vez que me hago el compromiso de publicar algo semanalmente, por x o y, fallo. Y es que eso de ser disciplinado no se me da muy bien, la verdad. En fin, aprovecharé está subida de ánimo y hablaré un poco de un par de lecturas que hace poco terminé. Se trata de Días de Combate y Cosa Fácil, los primeros dos libros de la saga del detective mexicano Héctor Belascoarán Shyne, creación de Paco Taibo II.

El género negro me resulta particularmente interesante. A veces por el misterio del crimen y su resolución; otras, por el suspenso de la trama; pero pocas veces me resulta entrañable el personaje. Y tal ha sido el caso de Belascoarán Shyne.

Al parecer la saga completa del detective mexicano consta de diez libros, que en este momento ignoro si los leeré todos o no, pero al menos los dos primeros me engancharon y resultaron bastante entretenidos. En la serie de Belascoarán, Paco Taibo II rompe el típico estereotipo de detective intuitivo, sagaz y metódico,  por el de un tipo que obtuvo su certificado de detective por correspondencia, que lleva sus anotaciones en un viejo periódico que sirve de libreta de apuntes comunitaria (el detective comparte su oficina primero con un plomero; luego, con un experto en drenaje profundo y un tapicero), que casi no duerme, y que, eso sí, resulta muy humano. Belascoarán Shyne no sabe a ciencia cierta por qué es que decide dejar su carrera como ingeniero para dedicarse a resolver misterios. Y quizá ese factor de incertidumbre es lo que lo motiva a buscar el porqué de lo que hace.

En el primer libro, Días de combate, Paco Taibo introduce a un detective poco convencional. Lo sitúa en la Ciudad de México, relata un poco su historia y da a conocer a algunos de los personajes que continuarán en la saga. En este primer libro el detective se da a la tarea de cazar a un estrangulador que anda por ahí asesinando mujeres. El crimen y su resolución son menos interesantes que el surgimiento de Belascoarán como detective, pero aun y con eso es un libro bastante entretenido y legible.

En Cosa fácil, el segundo libro de la saga, Belascoarán deberá resolver tres problemas simultáneamente: la búsqueda  de un personaje histórico que se creía estaba muerto,  el asesinato de  ejecutivo de una fábrica que está siendo amenazada por una huelga, y, por último, el supuesto rapto de la hija de una meretriz.  Aquí Paco Taibo añade un par de personajes más a la ya concurrida oficina del detective, y con ello un poco de buen humor.

Por último, quiero añadir que el estilo del autor es bastante bueno. A lo largo de la historia el personaje central reflexiona de manera interesante sobre varios asuntos que a él le atañen, pero lo hace de tal forma que no se pierde el hilo de la historia, sino más bien aporta a esta.

Ahí está, pues, un poco de Belascoarán Shyne, lecturas totalmente recomendables para quién se apunte.

A leer más y mejor.


Never let me go

Curiosamente, Never let me go es el título de una película de Fox Searchlight que salió hace unos meses (por cierto muy buena) , pero también así se titula mi canción favorita de Bill Evans. En mi opinión ambas son excelentes, pero es de la melodía de Evans de la que quiero hablar o, más bien, escribir.

Prevengo que mis conocimientos musicales son mas bien pobres, por lo que no pretendo dilucidar sobre las razones técnicas que hacen de Never let me go una excelente canción. Esto es más bien un intento de presentar esta pieza de 14 y pico de minutos de duración y que es, en mi opinión, una de las mejores interpretaciones de jazz en el piano.

Si de un escrito se dice que las primeras lineas son fundamentales para atrapar al lector, de la canción de Evans (transportando el argumento al plano musical) no se podría decir otra cosa que eso, que desde sus primeros acordes cautiva al oyente.

El comienzo de la pieza es lento,
dramático, evocador. Conforme la ejecución avanza, Evans va urdiendo una historia armoniosa ora lenta, ora vertiginosa para luego continuar con una serie de escalas que explotan en imágenes de sonido vivo, colorido, y bien pensado. A poco más de la mitad, el ritmo parece disminuir, pero más bien es un respiro para lo que luego ha de venir: la argumentación central de la pieza. Y es justamente aquí cuando se revela la genialidad de Evans, que pasa de lo simple a lo complejo con un simple movimiento, que juega subiendo y bajando la intensidad de la ejecución a voluntad con un dominio magistral del piano. El final no podría ser mejor: es un colofón melancólico que viene a cerrar de manera extraordinaria la aventura musical que, en cuanto termina, se querra volver a tocar de inmediato.


He aquí la canción:


Never Let Me Go by Bill Evans on Grooveshark