Tierra de los hombres, es el segundo libro que leo de Antoine de Saint-Exupéry, el autor de El Principito. Y debo decir que fue una grata experiencia.
El autor relata algunas de sus vivencias en diferentes épocas de su vida cuando trabajaba como piloto. Es un texto lleno de aforismos y reflexiones interesantes; definitivamente de los más profundos que he leído.
El libro no es muy largo, pero tiene muchos pasajes interesantes. Por ejemplo, en un capítulo narra acerca de un esclavo a quien ayuda a devolver la libertad; en otro, su experiencia en el desierto cuando su avión se estrella. En fin, la lectura resulta conmovedora y al mismo tiempo invita a la reflexión; definitivamente es un most-read.
He aquí algunos de los textos (los últimos dos diría que son mis favoritos).
- La vida tal vez nos separa de nuestros compañeros, nos impide pensar mucho en ellos, pero se sabe, aunque no muy bien dónde, que están en alguna parte, silenciosos y olvidados, pero ¡pero tan fieles! Y si cruzamos por su camino, ellos nos sacuden por los hombros con bellas llamaradas de alegría.
- La grandeza de un oficio quizá consiste, ante todo, en unir hombres; no hay más que un lujo verdadero y es el de las relaciones humanas.
- Trabajando sólo por bienes materiales nos construimos nosotros mismos una prisión.
- Ser hombre es, justamente, ser responsable. Es conocer la vergüenza frente a una miseria que no parecía depender de uno.
- La verdad fue para uno construir; para otro debe ser habitar.
- Parece que la perfección sea alcanzada, no cuando ya no hay nada que añadir, sino cuando no hay nada ya que suprimir.
- El imperio del hombre es interior.
- Únicamente cuando estamos ligados a nuestros hermanos por un fin común y que se ubica fuera de nosotros, sólo entonces respiramos, y la experiencia nos muestra que amar no es mirarnos el uno al otro, sino mirar juntos en la misma dirección.
- La verdad para el hombre, es lo que hace de él un hombre.
- Únicamente cuando tengamos conciencia de nuestro papel, hasta del más borroso, sólo entonces seremos felices. Sólo entonces podremos vivir en paz y morir en paz, porque lo que da un sentido a la vida da un sentido al a muerte.
- Sólo el espíritu, si sopla sobre la arcilla, es capaz de crear al hombre.
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